jueves, 3 de noviembre de 2022

Renunciando a ser Veronica

 Vaya no creía que me fuera encontrar a Rubén en mi antiguo cuerpo aquí, aunque si sigue trabajando de lo mismo que yo, seguro que no le va tan mal y quizás hasta lo disfruta.

Mi nombre solía ser Verónica, siempre fui una chica a la cual la escuela no se le daba bien, siempre preferí salir con mis amigos y amigas a fiestas y eventos sociales, y aunque mi posición económica no era la mejor, nunca me faltó que comer o que beber ya que muchas personas, sobretodo hombres me invitaban a muchos lugares tan solo por mi lindo cuerpo. Así que decidí llevar esto más allá y por consejo de una amiga, comencé a dedicarme a la prostitución, después de todo me encantaba el sexo y que mejor si podía ganar dinero por hacerlo. 

Lamentablemente no era como pensaba pues al hacerlo por mi cuenta, recibía muchísimo acoso en la calle y la verdad la mayoría de los clientes que atendía no eran de mi agrado físico y más bien me obligaba a estar con ellos, que a disfrutarlo realmente como había pensando originalmente.

La excepción fue un chico de 28 años llamado Rubén, él desde el primer encuentro que tuvimos, me pareció un chico muy sensible, incluso físicamente algo afeminado, pero eso me encanto de él, fue muy atento conmigo pues siempre estuvo al pendiente de no lastimarme y que realmente disfrutara el acto sexual.

Me encariñe tanto con el, que la tercera vez que nos vimos decidí hacerle un regalo, le dije que le cumpliría cualquier fantasía que quisiera y como el quisiera.

Grande (o no tanto) fue mi sorpresa cuando tímido me dijo que su mayor fantasía era que cambiáramos roles, que él se pondría mi ropa, incluida mi lencería y que yo me pondría la suya y que actuaríamos como el otro. Me pareció algo raro sinceramente pero accedí, la verdad es que el no se veía nada mal con mi ropa y sabía actuar de manera bastante femenina. El me pidió que la tratara como mujer todo el tiempo que estuviéramos así, así que comencé a hablarle duro, como si yo fuera el hombre, cosa que parece haber funcionado pues inmediatamente apareció una ereccion en su entrepierna, entonces lo puse boca abajo y comencé a tocar su culito, y justo en ese momento todo se puso en blanco para mi y de repente sentí como de mi entrepierna expulsaba algo viscozo pero esta vez se sentía diferente, sentía un dolor en mi entrepierna y de repente volteé a verme y tenía de nuevo mi lencería puesta, pero se sentía diferente esta vez, de repente volteé y me vi a mi misma usando la antigua ropa de Rubén, entonces si yo estaba ahí… significaba que yo ahora… era Rubén!!! 

La confusión se apoderó de mí y al parecer de él también pues se quedó un par de minutos tan solo admirándose en el espejo. Yo algo más neurotica y creo que también por mi nueva testosterona, reaccione impulsivamente dándole una cachetada a mi antiguo y delicado rostro, que aunque me dolió maltratar así mi cuerpo, al menos sirvió para sacar a Rubén, ahora Verónica del trance en el que estaba.

-¿Que nos pasó?- preguntaba sin dar crédito a mi nueva voz de hombre

-No lo sé, sinceramente había visto esto en algunos grupos de Facebook, anime y películas, pero nunca imaginé que pasaría realmente- Decía la nueva Verónica mientras veía cómo sus con sus nuevas manos las que fueran mis piernas hasta hace poco

-¿y que se supone que haremos? No quiero ser un hombre ¿como voy a seguir viviendo de esto, viéndome así?

-Bueno creo que por el momento no podemos hacer mucho más que tranquilizarnos, que te parece si por hoy vivimos la vida del otro y en la noche pensamos en algo, ya mañana vienes e intentamos volver a la normalidad- me decía con una tranquilidad que de alguna manera en ese momento a mi me desesperaba

¿Será que el planeo esto desde el principio? ¿O quizás solo fue una broma del destino como tantas otras que hace?

Como sea, no tenía pruebas ni de una cosa ni de la otra así que accedí, comencé a desnudar mi nuevo cuerpo para entregarla su ropa a la nueva Verónica y era tan raro quitarme mi tanga y ahora ver un pene ahí debajo al igual que al deslizar mis medias ahora dejaban ver un par de piernas peludas. Comencé a vestir con mi nueva ropa de hombre mientras observaba como “Verónica” parecía estar disfrutando el tacto de su nueva ropa. 

Salimos del hotel y acordamos vernos ahí el día de mañana, el… o más bien ella me dio instrucciones detalladas de mi nuevo trabajo como contador y el lugar donde vivía.

Al llegar al que sería mi nuevo hogar me di cuenta que realmente no estaba tan mal, comparado con el cuarto que tenía que rentar siendo Verónica. Así que me dispuse a dormir y al siguiente desperté, me arregle rápida y sencillamente (cosa que me agrado mucho) y fui a su trabajo en donde aparentemente era muy querido y respetado por sus compañeros y a pesar de que honestamente era un trabajo un tanto monótono, me sentía mejor así que exhibiéndome como un pedazo de carne en la calle. 

Así que tome la decisión de no regresar a aquel hotel ni ese día, ni ningún otro. Al principio sentí culpa por dejar al pobre Rubén en mi cuerpo de prostituta, pero me justificaba diciendo que quizás eso el quería y que si tenía días sin buscarme será por que también estaba comodo así. 

No mentiré en momentos extrañaba mi antigua vida, sobre todo cuando veía a mis compañeras de trabajo o prostitutas (a las que ahora yo tenía que pagarles) disfrutar de un rico multorgasmo, las envidiaba un poco, pues al ya no tener mi vagina eso había quedado en el pasado para mi, eso me daba cierto coraje y por esta razón era más salvaje con las mujeres que ahora penetraba, como si fuera mi venganza, cuestión que me llevo a tener una reputación de un “gran amante”. Paso un año y ya poco pensaba en mi antigua vida como Verónica, pues había estado ocupado mejorando mi departamento e incluso me había comprado mi propio auto, cosa que el antiguo yo, nunca hizo y por lo cual me sentía muy orgulloso. Así que para festejar fui a consentirme con “las cariñosas” a mi antigua zona de trabajo y ahí estaba… yo… o más bien quien solía ser yo, tan radiante o incluso más que la última vez que había visto mi excuerpo.

Ahora quisiera pasar de largo y por fin cerrar este capítulo en mi vida, pero mi nuevo amiguito en mi entrepierna, parece que quiere recordar viejos tiempos….










-¿Oye bombón tienes servicio en el auto?

3 comentarios:

  1. Muy buena historia desde la perspectiva de ella, Me encantaría que continuaras la de "en los tacones de mi jefa" desde hace tiempo llevo intrigado de que va a hacer con su nuevo empoderamiento je

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